¿Puede mi alimentación mejorar mi enfermedad?
Hablemos de la terapia cetogénica
La epilepsia es una condición neurológica que afecta a aproximadamente 50 millones de personas en el mundo. En Colombia se estima que 800 mil personas tienen la enfermedad. El 70% de los pacientes que sufre de convulsiones responde a los medicamentos, es decir, sus convulsiones disminuyen notablemente (o desaparecen) con el fármaco que toman en casa. Es por esto que los medicamentos siguen siendo el pilar del tratamiento para las personas con epilepsia.
Sin embargo, cerca de un tercio de los pacientes con epilepsia no responde a los fármacos como esperaríamos. Estos pacientes persisten con convulsiones a pesar de tomar dos o tres medicamentos juiciosamente, en las dosis máximas toleradas. Esto se conoce como Epilepsia Refractaria, condición que requiere una valoración exhaustiva que permita ofrecerle al paciente un tratamiento diferente a los fármacos que le permita mejorar su calidad de vida. Es importante saber que este grupo de pacientes sí puede mejorar, y que sí existen tratamientos diferentes a los fármacos para disminuir las crisis epilépticas.
La terapia cetogénica es una de las alternativas para los pacientes con epilepsia refractaria. No se trata de un tratamiento novedoso, pues existe evidencia que desde los tiempos de Hipócrates se usaba el ayuno para tratar las convulsiones. En 1921 el doctor Russel Wilder en la Clínica Mayo publicó literatura proponiendo que la cetonemia, es decir tener cuerpos cetónicos en la sangre, podría reducir las crisis epilépticas. Infortunadamente, con el boom de los fármacos y la aparición de nuevos tratamientos químicos en los años 1940s, la terapia cetogénica perdió popularidad y solo hasta los años 1970s volvió a llamar la atención de los científicos. Desde entonces se empezó a utilizar, y debido a su eficacia, los expertos siguieron investigando esta terapia logrando en los años 2000s diversificar los tipos de dietas, describiendo opciones más fáciles de seguir para los pacientes.
La terapia cetogénica se basa en la restricción en la ingesta de carbohidratos, buscando virar la fuente calórica al consumo de grasas. Existen diferentes tipos de dieta, basadas en el porcentaje de grasa, proteína y carbohidratos permitidos. Entre ellas está la dieta cetogénica clásica, la dieta tipo Atkins modificada, de bajo índice glucémico y de triglicéridos de cadena media. El experto en nutrición junto con el neurólogo, determinarán cuál es la mejor dieta para cada individuo. Aunque difieren en el tipo de alimentos consumidos, todas estas dietas tienen el mismo fin y han demostrado similar eficacia para el control de crisis convulsivas. Esto se debe a que la terapia cetogénica logra incrementar los cuerpos cetónicos en nuestra sangre, y éstos han demostrado disminuir el potencial epiléptico del cerebro e incluso, impactar el futuro de la enfermedad.
Para iniciar una terapia cetogénica es indispensable tener una valoración por el médico especialista y el equipo de nutrición, pues serán ellos quienes determinen si la persona se beneficia o no de este tratamiento. Se recomienda la realización de estudios de laboratorio antes de iniciar la dieta, para estar seguros que estos cambios alimentarios no producirán daño en el organismo. Una vez establecido el plan, el paciente visitará al especialista y nutricionista periódicamente para hacer ajustes y evaluar su respuesta clínica. Es muy importante estar seguros de estar haciendo la dieta correctamente, pues de lo contrario, el esfuerzo no se verá reflejado en el control de convulsiones.
Existen diferentes formas de cuantificar la cetosis en la sangre. Una de ellas es usando tiritas de orina, capaces de cambiar de color según la cantidad de cuerpos cetónicos en la sangre. Este método es práctico y permite monitorear la cetosis cada día. También es posible detectar los cuerpos cetónicos con un equipo que analiza la sangre mediante un pinchazo en el dedo. Estos equipos son precisos y fáciles de usar. Finalmente, podemos detectar los cuerpos cetónicos en una muestra de sangre de laboratorio. El especialista se encargará de solicitar este examen con cierta periodicidad, buscando asegurar el estado cetósico capaz de controlar las convulsiones.
Referencias
Paoli A, Mancin L et al. Ketogenic Diet and Microbiota: Friends or Enemies? Genes 2019, 10, 534
Dawit S, Crepeau AZ. When Drugs Do Not Work: Alternatives to Antiseizure Medications. Curren Neurology and Neuroscience Reports 2020 (20): 37